La mayoría de personas suelen asociar los llamados terrores nocturnos a los niños, pero bien es cierto, que a veces pueden afectar también a adultos. En este apartado, también se incluye el tema de las pesadillas, así como el miedo a la oscuridad, y en ocasiones hay que remitirse a estados de ansiedad. Ni que decir tiene la persona que tiene miedo nocturno tiene a la vez problemas para poder conciliar el sueño y en la mayoría de los casos padece de insomnio; implora la compañía de alguien, porque tiene miedo a estar sola. En la persona adulta, el miedo nocturno suele ser un indicio, si no lo es ya, de una enfermedad depresiva. Siempre hay una causa, y difícilmente podrá eliminarse el problema si no se define el problema con exactitud. Eso si, en los niños menores de 4 o 5 años, es algo común, y pasajero y suele desaparecer con el tiempo.

Tratamiento del miedo nocturno:
No es conveniente tratar el problema con fármacos, y mucho menos en el caso de los niños, a no ser que lo indique el médico. En general, la mayoría de los niños supera este tipo de miedos de forma natural, aunque siempre con la atención y comprensión de los padres, que deben de vigilar su sueño y estar al tanto de si lloran, se despiertan aterrorizados a media noche o gritan. Si el problema persiste, quizás será necesario de llevar al niño a la consulta de un psiquiatra infantil. En el caso de los mayores, el problema puede tratarse por un psicólogo o incluso con un psiquiatra.
Prevención de los miedos nocturnos:
Sobre todo a los niños propensos a padecer pesadillas y miedos nocturnos conviene no dejarles de ver programas de televisión o películas que les induzcan a ello, así como procurar evitar las tensiones familiares, discusiones o incidentes molestos.