En la gran mayoría de los casos la enfermedad se contagia por vía aérea, mediante gotitas muy pequeñas que se originan al toser, estornudar o incluso al hablar. Si alcanzan a una persona sin gripe, y susceptible de padecerla, el virus penetra en su nariz, garganta y pulmones, y comienza a multiplicarse causando los primeros síntomas.
Los niños y las personas mayores, son los grupos más propensos a contagiarse. Por otro lado, también es posible que se transmita por contacto directo, al tocar a la persona enferma o algún objeto que esta haya tocado (una toalla, un vaso, etcétera), aunque estos casos son menos frecuentes.
La enfermedad puede contagiarse desde un día antes de que se noten los síntomas y hasta una semana después del comienzo de la enfermedad. Los niños son capaces de contagiar a otra persona incluso durante más de una semana tras el comienzo.
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