La anemia se define de manera general como el cuadro clínico en el cual un paciente posee una concentración de hemoglobina en sangre inferior a los estándares normales. Dichos estándares pueden llegar a variar entre distintos laboratorios, por ello es importante tener en cuenta los valores relativos que cada centro de análisis hematológicos contempla y que son detallados siempre en cada informe que se realiza.
Por lo general se considera que la concentración de hemoglobina es normal en todas aquellas personas de sexo femenino con niveles entre 120 - 150 g/L (110 - 150 g/L para embarazadas) y valores entre 130 - 160 g/L en personas de sexo masculino.
Pero un médico no puede quedarse solo con el diagnóstico general de anemia. Una hemoglobinemia disminuida indica una anemia pero no aporta muchos datos sobre las posibles causas. Por tal motivo, los médicos cuentan con distintos datos otorgados por el análisis de sangre que permiten la orientación del diagnóstico correcto.
Las anemias no siempre son descriptas de la misma forma simplemente porque no todas las anemias son iguales. Existe una compleja y amplia clasificación de las mismas, entre ellas se encuentra la anemia ferropénica, quizá uno de los tipos más comunes de anemia que evidencian los pacientes en las clínicas.
Sus causas más comunes son pequeñas hemorragias como las menorragias o hemorragias hemorroidales y que pueden estar exacerbadas en tiempos donde exista una alta demanda de nutrientes como puede ser la adolescencia o los períodos menstruales. Entre otras causas menos frecuentes se puede encontrar casos de mal absorción de hierro, problemas intestinales, mal nutrición, entre otros.
Síntomas de la anemia ferropenica:
Es prácticamente la misma que en la mayoría de las anemias comunes: cansancio, debilidad general, posible urticaria, sensación de adormecimiento, palpitaciones. También suele encontrarse alteraciones en la piel y mucosas, caída de cabello, uñas frágiles.
Tratamiento de la anemia ferropenica:
Generalmente a los pacientes con tal sintomatología suele recetárseles la administración de hierro por vía oral o bien por vía endovenosa según convenga. La mayoría de los casos presenta una evolución favorable, la normalidad se recupera aproximadamente una semana después del comienzo del tratamiento pero por seguridad puede ser prolongado hasta por seis meses.
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