El virus VVZ es un agente patógeno común y es el causante de dos tipos de trastornos: varicela y zóster. La infección de tipo aguda llevada a cabo por este ente biológico causa la primera mientras que la reactivación del mismo en su estado latente causa el cuadro zóster (también conocido como culebrilla o herpes zóster).
Incidencia: la varicela es considerada como una de las enfermedades de la infancia, característica que le vale la categorización de “enfermedad común” gracias a el alto número de casos datados en la población infantil. No obstante, no es una afección propia de este rango de edad, puesto que puede afectar al humano en cualquier etapa de la vida. Se presenta de manera leve en niños y más grave en adultos. El estrato conformado por personas inmuno deprimidas y personas de la tercera edad posee una mayor morbilidad.
Patogenia: El mecanismo de acción del virus VVZ comienza por la infección de mucosas, piel y neuronas. En una persona cuyo sistema inmunológico funciona correctamente, la misma puede encontrarse de manera controlada o autolimitada. El virus VVZ es capaz, como muchos otros agentes patógenos, de evadir la respuesta inmune. En este caso se ha comprobado la existencia de una proteína sintetizada por él mismo que inhibe los mecanismos de síntesis de interferón (tipo de proteína que actúa defendiendo al cuerpo contra los virus).
Luego de la infección primaria, el virus puede mantenerse en estado de latencia alojado en ganglios sensitivos (formado por neuronas) y migrar a través de los axones hasta la zona de la piel que le corresponde inervar a tal nervio (dermatoma). En dicho lugar, la presencia de infección se evidencia con la aparición de ampollas (Zóster) que causan dolor, picazón intensa o quemazón.
Síntomas:
En el cuadro de varicela, el exantema aparece luego de dos semanas de haber contraído la infección. La transmisión ocurre gracias a la presencia de aerosoles (como el estornudo). Las lesiones en la piel aparecen de manera centrífuga desde el tronco, se evidencian en forma de ampollas que solas se rompen y regeneran sin dejar cicatriz alguna.
En el cuadro de zóster, el virus reactivado migra desde los ganglios sensitivos hasta el dermatoma. Allí genera ampollas con picazón intensa, infecta a los queratinocitos y causa lesiones de tipo vesiculosas.
Existe riesgo de encefalitis, parálisis facial y lesiones viscerales.
Profilaxis: Actualmente existe una vacuna contra la varicela, la misma ha sido incluida en el calendario nacional de vacunación de muchos países.
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