domingo, 8 de abril de 2012

Citomegalovirus

El citomegalovirus está considerado dentro del grupo de los virus herpes, pertenece a la subdivisión beta del mismo. Puede causar infecciones de tipo asintomáticas en aquellas personas con un sistema inmunológico normal pero puede desarrollar grandes infecciones devastadoras en personas inmuno deprimidas. Su transmisión es relativamente fácil, puede darse por transmisión transplacentaria, transmisión al momento del parto, por trasplante de órganos, trasfusiones sanguíneas, por saliva (una de las principales formas de transmisión en niños de preescolar que posteriormente terminan transmitiéndolo a los padres). La vía venérea es la principal forma de contagio en mayores de 15 años.

Incidencia:
Este tipo de virus es visto en humanos de todas las edades. Se estima que solo en Estados Unidos, el 80% de su población adulta estuvo expuesta alguna vez a este virus durante los 40 años de edad.

Patogenia:
El citomegalovirus es capaz de infectar a las células dendríticas, las cuales son esenciales para despertar la respuesta inmunológica. Por tal motivo se disminuye la capacidad de reacción del sistema inmune. Puede eludir las defensas del cuerpo gracias a la inhibición de la síntesis de moléculas MHC I y II. De este modo, prevalece en el cuerpo sin grandes dificultades. En aquellas infecciones de útero, casi el 95% de los casos no suele presentar sintomatología. Sin embargo, los lactantes expuestos al virus durante etapas fetales pueden sufrir consecuencias como retraso en el desarrollo, hepatoesplenomegalia, anemia, entre otros.

Cuando el contagio se produjo hacia el niño naciente durante el parto, en este caso, la madre ya le brindó anticuerpos contra dicho agente y las consecuencias no son graves, suelen recuperarse sin problemas.

En inmuno deprimidos las consecuencias son más comprometedoras y suele ser una de las infecciones oportunistas frecuentes en casos de SIDA.

El virus puede generar una amplia gama de manifestaciones dependiendo de la edad y estado de salud del infectado. Suele infectar de manera latente los monocitos y células madre de éstos en la médula ósea, para pasar a reactivarse en el momento en que la protección del cuerpo disminuye.


Síntomas:
Puede generar mononucleosis, esto implica fiebre, erupciones cutáneas, dolor de garganta, esplenomegalia, hepatomegalia, linfadenopatía, ictericia, fotosensibilidad, fatiga entre varios otros.

Profilaxis: no existe método de erradicación del virus. Se suele indicar reposo y medicamentos destinados a apaliar los efectos de la infección.

Suele tener una duración de 10 días a un mes, en el que se debe evitar toda clase de actividad física (pues la inflamación del bazo puede llevar a un agravamiento del cuadro por lesión).

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